La butaca filosófica del Marxista: Praxis académica.

Ulysses Alvarez Laviada
9 min readJan 20, 2024

¿Es válido desde un punto de vista racional descartar copiosa cantidad de datos que intentan demostrar una premisa que es lógicamente inconsistente pero aún así dice tener datos que prueban lo contrario empíricamente aunque la prueba requerida no sea del orden empírico dado la existencia de un “elefante en la habitación” que grita a inconsistencia lógica-filosófica?

Esta sería la falacia de que toda prueba para ser demostrada rigurosamente necesitaría de una demostración empírica y exclusivamente empírica. Bien sabemos que para una prueba sea rigurosa no necesariamente tiene que ser demostrada empíricamente en tanto lo que está a prueba es la validez lógico-filosófica o lógico-matemática de una aserción.

Sabemos de hecho una cosa: Hay proposiciones o afirmaciones lógicas que pueden demostrarse inconsistentes sin necesidad de datos empíricos y una vez demostrada la inconsistencia no es necesario acudir a ningún dato empírico para confirmar dicha inconsistencia.

Si tenemos una proposición que afirma que un esfera es una superficie plana y se intenta demostrar a lo largo de trescientas páginas, ya sabemos que la afirmación y su demostración no son empíricas sino lógicas-matemáticas, por lo que no necesitaríamos más de trescientas páginas.

Si tenemos una proposición que afirma que Dios existe y trata de demostrarlo a lo largo de trescientas páginas, ya sabemos que la afirmación y su prueba no son empíricas, sino filosófico-especulativas, por lo que no necesitaríamos de más de trescientas páginas.

Y esto nos lleva a reglas básicas de las pruebas conceptuales-filosóficas o lógicas-matemáticas en comparación con las pruebas empíricas. Una de ellas es que si una aserción tiene inconsistencias lógicas y un fundamento ontológico forzado pero su demostración está ejemplificada con extensos detalles empíricos y datos de la historia, en tanto la ontología es forzada y plagada con inconsistencias lógicas, toda la erudición de datos que la ejemplifican quedarían anulados y descartados.

Si uno quisiera probar un punto lógico-filosófico y que envuelve una dimension ontológica los datos empíricos que la refuerzan se convertirían en tramposas decoraciones que distraen y encubren que la ontología es defectuosa por inconsistencias lógicas.

Esto no es la primera vez que me pasa con un libro y curiosamente ahora me pasa con un autor que repite y actualiza la falacia como si fuera una novedad interesante. La primera vez que me sucedió fue con la obra de Karl Marx sobre todo leyendo El Capital y Los manuscritos económicos filosóficos de 1844.

Ahora, lo curioso aquí es que si la primera vez me pasó como tragedia, como dijera Marx, ahora me pasa como farsa con el libro de Diego Fusaro, Karl Marx y la esclavitud.

En las palabras finales a la segunda edición alemana del primer tomo de El Capital de 1872, Marx nos dice:

“En Hegel la dialéctica anda cabeza abajo. Es preciso ponerla sobre sus pies para descubrir el grano racional encubierto bajo la corteza mística.”

Marx sin dudas puso la dialéctica Hegeliana sobre sus pies, pero, como a un avestruz, le dejo la cabeza enterrada en la tierra. Marx no sólo enterró la cabeza de Hegel en la tierra mientras intentaba erguirlo sobre sus pies sino que atormentó esa cabeza con toda una escatología de explotación y esclavitud.

Marx escribió y reflexionó toda su vida sobre la muerte de los sistemas sociales y el advenimiento de una solución final llamada comunismo. Y digo final porque para Marx la única sociedad en toda la historia de la humanidad digna de aprecio es la que aún no existe.

Es difícil creerle tanto a alguien (Hegel) que concibe que toda la historia humana es una historia de progreso hacía el espíritu absoluto como a alguien (Marx) que concibe que toda la historia humana es una historia de explotación y miseria y que como por arte de magia va a cambiar esa esencia histórica de manera radical como un difícil y arduo borrón y cuenta nueva.

Desde un punto de vista lógico-filosófico Marx hundió como un avestruz su cabeza y su teoría en inconsistencias lógico-filosóficas de las cuales le fue imposible recuperarse en el mismo sentido en que él culpó a Hegel.

Las manada de lobos han vivido evolutivamente en conflictos de jerarquías como algo constitutivo a esa especie y no por ello las ciencias biológicas han decidido que hay algo enfermizo acerca de las estructuras de comportamientos de los lobos ya sea porque deberían ser menos violentos o debería ser más inteligentes en el arte de las negociaciones comunales.

Lo mismo se aplica para una manada de leones, de hienas o colonias de hormigas. ¿Por qué Marx consideró los conflictos internos humanos como no naturales y no en tándem con el mundo animal humano al que siempre hemos pertenecido como especie?

Esto nos habla de un tipo muy específico de antropocentrismo en Marx que considera los conflictos humanos del pasado histórico y del presente como desgracias que finalmente se resolverían en una sociedad radicalmente distinta que haría borrón y cuenta nueva con todo su pasado.

No creo que esto sea un problema de que la historia de la humanidad no pueda explicarse por medio de la lucha de clases y los conflictos sociales. Desde ese punto de vista no hay nada nuevo en Marx, ya que fue de Hegel que Marx tomó el espíritu de estos conflictos.

Sin embargo, decir que todos estos conflictos sociales pasados y presentes han estado definidos fundamentalmente por la explotación, la opresión y la existencia de estructuras sociales las cuales todas sin excepción (aunque con exclusion, según Marx, del buen salvaje rousseaueano de la comunidad primitiva) han sido opresoras y malvadas, suena más como una teoría del pecado humano sin Dios, sin religión pero con un Jesus Cristo ateo llamado Karl Marx que cree vehementemente en la resurrección proletaria para una solución final de todos los problemas humanos en un sistema social llamado comunismo.

Hay que tener un desconocimiento básico de la filosofía alemana para no poder insertar la filosofía de Marx, aún con su pregonando materialismo, dentro de los errores filosóficos de la tradición judeocristiana del siglo XIX.

Y esto para nada significa que exista algo fundamentalmente erróneo acerca de la tradición judeocristiana sino que el cristianismo como religión supo separarse del Estado y dejar de predicar que el pecado humano podía resolverse o absolverse en el ejercicio gubernamental de una clase política revolucionaria que nos libraría del pecado con la ayuda de Dios.

Es difícil, sino imposible, no ver la filosofía de Marx como un cristianismo decimonónico materialista y ateo que aspiró a traer una solución final a los pecados de la humanidad. Es claro que todo esto suena absurdo y oximorónico pero lo más absurdo es que aún existan personas que intenten prolongar este absurdo marxista con falsas nuevas elucubraciones en las dimensiones filosóficas-ontológicas de la teoría marxista incurriendo y repitiendo los mismos errores filosóficos-lógicos de la teoría marxista.

Me refiero en específico a Diego Fusaro y su libro Karl Marx y la esclavitud. Hasta pudiéramos decir que el libro de Thomas Piketty, El Capital en el siglo XXI, es un análisis interesante y erudito de las ideas de Marx y su época, pero el caso de Diego Fusaro es diferente aún cuando la portada de su libro le pone mucha atención en la erudición de su autor al decirnos que fue “escrita con todo el primor y exhaustividad que el público cultivado puede esperar de un gran erudito.”

Esto me trae de regreso a la pregunta inicial.

¿Es válido desde un punto de vista racional descartar copiosa cantidad de datos que intentan demostrar una premisa que es lógicamente inconsistente pero aún así dice tener datos que prueban lo contrario empíricamente aunque la prueba requerida no sea del orden empírico dado la existencia de un “elefante en la habitación” que grita a inconsistencia lógica-filosófica?

Mientras Piketty es un economista con algunos sesgos políticos izquierdistas Fusaro es un filósofo con sesgos políticos marxistas declarados con orgullo desde el comienzo de su libro.

Fusaro intenta demostrar una tesis lógica-filosófica que no resiste escrutinio riguroso sin notar de inmediato falacias que impiden continuar la lectura de su libro por haber comenzado con premisas que son abiertamente inconsistentes.

Fusaro quiere convertir la categoría de esclavitud en Marx en una categoría ontológica-metodológica de explicación y descripción de la explotación en toda la historia humana, o sea, Fusaro no es un productor de ideas marxistas sino un mero distribuidor de sus inconsistencias filosóficas con cosméticos agregados.

No podemos ignorar que Marx salió de Prusia perseguido por la policía, y llegó a Londres encontrando refugio en la casa de Nathan Mayer Rothschild, uno de sus parientes y el jefe de la dinastía secular de capitalistas que hoy son los propietarios del banco mundial HSBC.

Posteriormente, Marx tuvo que dejar sus trabajos de editor y periodista cuando comenzó a escribir El Capital mientras fue mantenido económicamente por Engel como patrón de una empresa de algodón en Manchester que era propiedad original de su padre, además de recibir un estipendio de la familia de banqueros Rothschild.

Dejando a un lado las conspiraciones, es claro que Marx se beneficiaba del mismo trabajo asalariado explotador que criticaba. En este video que publico aquí solo con una imagen y que motiva este texto que escribo, es Diego Fusaro el que vende sus libros sin aparentemente importarle mucho quiénes hacen el papel de esos libros y de dónde se extrae la tinta para imprimirlos. Ambos, Diego Fusaro y Santiago Armesilla (el entrevistador) vendes sus productos en el mercado de valores de los libros.

¿Qué posición tienen los marxistas actuales con más éxito en la publicación, distribución y consumo de la ideología marxista? ¿Son Fusaro y Santiago esclavos o esclavistas o ambos o es que ellos como “intelectuales” escapan esa clasificación tan “maniquea”?

Si Diego Fersaro se tomara en serio realmente su tesis de que en Marx la esclavitud tiene una dimensión ontológica y que por tanto la esclavitud es inherente a toda la historia humana hasta el capitalismo de hoy en la forma dialéctica-marxista en que él la describe y la narra en su libro, Diego debería saber que ya otros filósofos en el pasado han juagado ese jueguito filosófico dialéctico trivial, en particular desde Kant, el cual consiste en sublimar un concepto o una serie de categorías para así construir una cosmovisión.

Estas operaciones lógicas filosóficas se pueden hacer con cualquier concepto o grupos de categorías para formar una cosmovisión. En efecto, no tardará el día en que la inteligencia artificial se pueda convertir en un “filósofo” con su propia cosmovisión y conceptos claves aplicable histórica y materialisticamente a la historia.

Todo esto significa que si el concepto de esclavitud, a decir de Diego Fersaro en su libro con relación a Marx, puede ontologizarse y hacer girar todo alrededor del mismo como han hecho otros filósofos, incluyendo Marx, a lo largo de la historia, entonces la labor de la filosofía sería simplemente reavivar el lenguaje común como lenguaje filosófico especializado y hacer que la historia humana encaje en este lenguaje especializado obviamente bajo la falsa metodología declarativa de estar haciendo la operación inversa, a saber, descubriendo esto en la historia t dejando que la historia “nos hable por si misma.

Hegel hizo de hecho la operación inversa a Marx, pero mientras la de Hegel estaba ocurriendo en las alturas del espíritu, la de Marx estaba tomando lugar con la cabeza de Hegel avestruzada debajo de la tierra y forzada a armonizar con algo que a Marx se le antojó llamar materialismo histórico-dialéctico.

Esto no has sido más que una excusa para lo que Wittgenstein llamó en su Investigaciones Filosóficas convertir el lenguaje común en lenguaje especulativo metódicamente secuestrado bajo el nombre de lenguaje filosófico científico de expertos.

Es imposible tomarse en serio y continuar leyendo, o peor, comprar el libro de Diego Fersaro o cualquier otro libro con declarada militancia marxista sin responder a estas preguntas básicas. Estos marxistas de butacas conceptuales han olvidado y les es conveniente olvidar que la filosofía de Marx es una filosofía de praxis y que sólo se realiza como filosofía si al realizarse como filosofía se disuelve como praxis filosófica.

Estar vendiendo libros sobre Marx y aclarando o expandiendo el pensamiento marxista simplemente es ridículo y extremadamente falaz o peor, un escupitajo a la memoria de Marx.

Pero cuando le hablamos de praxis filosófica a cualquier marxista de hoy solo nos ofrecen fantasías y especulaciones formalizadas en libros que necesitan publicar. Si no es esto entonces nos hablan de los grandes logros de China. Esto seriamente da pena, pero en tanto como avestruces mantenga sus cabezas enterradas en con conversaciones con Marx, podemos con tranquilidad decir: Esto es “business as usual.”

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Ulysses Alvarez Laviada

Genuine tragedies in the world are not conflicts between right and wrong. They are conflicts between two rights. Friedrich Hegel.