Fidel Castro: Ensalada de palabras a los intelectuales.

Ulysses Alvarez Laviada
8 min readJul 1, 2021
Discurso como conclusión de las reuniones con los intelectuales cubanos, efectuadas en la Biblioteca Nacional el 16, 23 y 30 de junio de 1961.

«Dentro de la revolución todo; fuera de la revolución, nada.»

- Fidel Castro, en Palabras a los intelectuales. 1961.

Y uno se pregunta en este contexto, ¿qué significa “todo”?

Pues “todo” solo tiene sentido en el contexto, “dentro de la revolución”, por lo demás, “todo” sigue significando “todo” sin ninguna exclusión.

Por tanto, “todo” “dentro de la revolución” significa matar si es necesario “dentro de la revolución”, significa violar la ley si es necesario “dentro de la revolución”, significa que “todo” lo que se haga dentro de la revolución automáticamente aunque no esté avalado por ninguna ley existente, se hace ley de jure y de facto.

Y uno igualmente se pregunta en este contexto, ¿qué significa “nada”?

Pues “nada” solo tiene sentido en el contexto, “fuera de la revolución”, por lo demás, “nada” sigue significando “nada” sin ninguna exclusión.

Por tanto, “nada” “fuera de la revolución” significa excluir y descalificar cualquier acto humanitario “fuera de la revolución”, significa excluir e ignorar la ley si es necesario para todo aquello “fuera de la revolución”, significa que “nada” de lo que se haga “fuera de la revolución” automáticamente aunque esté avalado por la ley existente, se hace ley de jure y de facto criminal e ilegal.

El problema con la famosa segunda frase de Fidel seguida de la primera es de hecho más problemática que la primera por albergar aún más ambigüedades que la primera. La frase dice:

«Por cuanto la Revolución comprende los intereses del pueblo, por cuanto la Revolución significa los intereses de la Nación entera, nadie puede alegar con razón un derecho contra ella».

Hay un trueque y un truco retórico aquí. Cuando decimos Washington nos referimos una localidad particular como representando el gobierno de la nación americana. De ahi que una cosa particular, la localidad de Washington, significa referirse al gobierno de una nación entera. Sin embargo, todos sabemos que es una expresión retórica específica, la metonimia, para referirse a algo más general pero que tal identidad es falsa.

En la frase de Fidel no esta claro qué se entiende por “Revolución” de manera específica. La “Revolución” obviamente no se identifica por medio de ningún recurso retórico metonimico con el gobierno comunista en el poder en aquel momento.

La “Revolución” flota como un concepto lo suficientemente abstracto, vago y general que se identifica con el “pueblo” como si lo que significa “Revolución” nunca se originara de ningún grupo en particular (el gobierno) sino que se originara de la mentalidad colectiva del pueblo.

Y sin dudas, el concepto de “Revolución” en Cuba se origina y siempre se ha originado de la mentalidad colectiva del “pueblo” pero es precisamente esa “mentalidad colectiva” la que ha sido meticulosamente manufacturada por un grupo de intereses gubernamentales muy específico que decide qué es “Revolución” y que tiene y ha tenido un control casi absoluto de las decisiones hechas por el pueblo cubano.

Es cierto que nadie puede alegar con razón un derecho contra la “Revolución” si esa “Revolución” comprende los intereses del pueblo, pero ello solo es cierto si los intereses de ese pueblo estuvieran en control efectivo y real por parte de la mayoría de los integrantes de ese pueblo.

Sin embargo, sabemos perfectamente que el control efectivo y real de los intereses de la mayoría de los cubanos esta de manera casi absoluta en manos de un grupo de personas. El problema aquí no es que la mayoría de los cubanos elijan años tras años la misma ideología para representar sus intereses. No, ese no es el problema.

El problema extremadamente claro es que ese gobierno crea y disemina estructuras de control sistemático para que ninguna otra ideología pueda pacíficamente representar los intereses del pueblo cubano. Qué otra mejor manera de lograr tal poder absoluto de una ideología sino por medio de identificar tácita y tácticamente “Revolución” y pueblo.

Es precisamente así como se justifica y enmascara una ideología absoluta y parcial que en tanto tenga los mecanismos efectivos y reales para coercitivamente diseminarse de manera omnisciente siempre conservara la altura moral y legal para considerar y penalizar todo lo que esté fuera de la “Revolución” como inmoral y criminal.

El presidente cubano, Miguel Diaz Canel nos dice en sus palabras celebratorias hacia Fidel:

«La libertad de expresión en la revolución sigue teniendo como límite el derecho de la revolución a existir”, advirtió, añadiendo luego que “sigue existiendo espacio para todo y para todos, excepto para quienes quieren destruir el proyecto».

Una frase como la de arriba es pura demagogia que encubre su naturaleza agresiva y ofensiva con ensalada de palabras defensivas y protectoras.

Léase “Revolución” aquí como una palabra comodín que da riendas suelta morales y legales al gobierno existente para representar los intereses del pueblo de facto independientemente de si lo que hace está bien o mal.

El gobierno comunista una vez elegido se erige como representante del pueblo automáticamente sin necesidad de validación ulterior. Los comunistas automáticamente saben hacer el bien y harán el bien aun cuando cometan errores.

Para que la libertad de expresión tenga como límite el derecho de la revolución a existir el concepto mismo de revolución tienen que ser un eufemismo del derecho del pueblo cubano a existir. Es este eufemismo precisamente lo que es inaceptable y lo que caracteriza todo gobierno totalitario.

La revolución se identifica directamente con los intereses del pueblo sin cuestionar precisamente para que aquellos con el poder en sus manos tenga la libertad de expresión de definir la revolución como mejor les convenga.

Si los que se oponen a la revolución definida en los términos de aquellos que están en el poder quieren cambiarla radicalmente de manera pacífica y sin violencia ese mismo gobierno tendría que legalizar tal oposición pacífica de lo contrario los que realmente promueven la destrucción y eliminan el derecho a existir a otros son precisamente aquellos en el poder que dicen falsamente hacerlo como defensa y medida protectora.

Bajo la propaganda “protectora” y “defensiva” de los comunistas cubanos en el poder se esconde la más abierta ofensiva del gobierno cubano contra sus ciudadanos por tener ideas políticas diferentes al poder hegemónico de los comunistas cubanos.

Pero dejemos algo claro. En Cuba solo existe un tipo de artista e intelectual: el revolucionario.

Un tipo de doctor: el revolucionario.

Un tipo de abogado: el revolucionario.

Un tipo de científico: el revolucionario.

En Cuba solo existe un tipo: el revolucionario.

Incluso si existiera una tipa, sería contrarrevolucionaria.

En Cuba solo existe un tipo: el revolucionario.

Cuando Fidel nos dice:

«La Revolución nunca debe renunciar a contar con la mayoría del pueblo: a contar no sólo con los revolucionarios, sino con todos los ciudadanos honestos que aunque no sean revolucionarios, — es decir que aunque no tengan una actitud revolucionaria ante la vida — , estén con ella. La Revolución sólo debe renunciar a aquellos que sean incorregibles reaccionarios, que sean incorregiblemente contrarrevolucionarios.»

¿Qué significa exactamente no tener “una actitud revolucionaria ante la vida” y sin embargo “estar con la revolución”? Todo parece indicar que Fidel apunta a una actitud muy especifica de no ser pro activamente revolucionario pero ser pasivamente receptivo a ella. Y de ello se deriva igualmente no estar pro activamente opuesto a ella aunque se permite ser indiferente a ella. Todo esto sigue siendo especulación debido a la falta de suficiente claridad en las palabras de Fidel, cosa que sin dudas beneficia la elasticidad que pueda tener las prohibiciones que libremente puedan permitirse ejercer sobre aquellos que no tengan una actitud revolucionaria ante la vida.

Todo parece indicar, sin embargo, que las palabras de Fidel adquieren mas claridad cuando se refiere a contrarrevolucionarios incorregibles, pero ¿qué significa ser “incorregiblemente contrarrevolucionarios”? Tampoco Fidel llega a ser claro y uno tiene que deducir que se refiere a aquellos que cometan crímenes contra otros ciudadanos que la ley vigente de hecho condena, pero seria ingenuo creer que ser “incorregiblemente contrarrevolucionarios” se reduce al area de lo fisicamente violento. Ser “incorregiblemente contrarrevolucionarios” es de hecho estar por convicción y pro activamente en desacuerdo con la revolución.

Las palabras de Fidel no son de real tolerancia y de una disposición pro activa a debatir ideas que puedan estar genuinamente en desacuerdo con los ideales revolucionarios transmitidos por Fidel y el partido comunista. Las palabras de Fidel, en su falta de claridad, solo atestiguan que Fidel solo estaba dispuesto a ser tolerante con aquellos que fueran indiferente a los ideales de la revolución y la aceptaran pasivamente, pero no estaba dispuesto a tolerar ningún desacuerdo pro activo que muestre desacuerdo con los ideales de la revolución. En otras palabras, la revolución no es debatible y no puede estar abierta a ningún debate en el que se cuestione no ya el derecho de los comunista y de la revolución a existir sino el derecho de los comunista a estar y mantenerse en el poder.

Las palabras de Fidel, con todos sus aire y esfuerzos por aparecer flexibles y tolerante, apuntan y han llevado a esa revolución misma a solo aceptar y permitir prosperar como ciudadanos a los revolucionarios, no ya pasivamente sino de manera activa aun aunque no todos pertenezcan o a la juventud comunista o al partido comunista.

Fidel en sus palabras hace un esfuerzo pírrico en insistir:

«La Revolución tiene que comprender esa realidad y, por lo tanto, debe actuar de manera que todo ese sector de artistas y de intelectuales que no sean genuinamente revolucionario, encuentren dentro de la Revolución un campo donde trabajar y crear y que su espíritu creador, aun cuando no sean escritores o artistas revolucionarios, tenga oportunidad y libertad para expresarse dentro de la Revolución.»

La “Revolución” nunca ha comprendido esa realidad y todos aquellos que no han sido genuinamente revolucionario pero que no han estado genuinamente de acuerdo con la revolución nunca se les ha dado ningún espacio para prosperar como ciudadanos y por el contrario han sido condenado al ostracismo al punto de forzarlos mas tarde o mas temprano a dejar el territorio nacional y vivir en otros países. Todos han sido considerado como “incorregiblemente contrarrevolucionarios”, “mercenarios”, “escorias”, “antisociales” y criminales o forzados por provocación a ser criminales comunes. Fidel nunca toleró ni siquiera una oposición pro activa pacifica en el terreno de las ideas. La totalidad de su discurso y cada una de las palabras usadas en ese discurso apuntaban con un rigor cirúrgico a toda oposición pro activa a la revolución aun si tomara lugar bajo bases pacificas y racionales. La realidad era muy simple, Fidel no creía y nunca creyó posible una oposición a la revolución que pudiera ser pacifica y mucho menos racional.

Lo irónico y macabro de la frase de Fidel es que tiene una aplicabilidad general aterradora.

Se puede decir perfectamente,

«Dentro de la esclavitud; todo, fuera de la esclavitud, nada.»

Se puede decir igualmente,

«Dentro del paraíso; todo, fuera del paraíso, nada.»

Pero el truco y la falsedad de la frase se revela de manera transparente cuando decimos,

«Dentro de la realidad ; todo, fuera del realidad, nada.»

La frase de Fidel parece inocente y hasta bien intencionada porque en realidad la frase no define que significa “Revolución”, pero deja claro que es cualquier cosa que sea buena para el pueblo cubano, y a quien no le gusta lo bueno.

La frase de Fidel es sin duda un juego retórico de engatusamiento político que demanda a toda costa fidelidad absoluta a la causa de un déspota “benévolo”.

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Ulysses Alvarez Laviada

Genuine tragedies in the world are not conflicts between right and wrong. They are conflicts between two rights. Friedrich Hegel.